Resumen: Costa Rica es un país de alta sismicidad y que frecuentemente es sacudida por terremotos de variable intensidad. La causa principal de la alta actividad sísmica es el proceso de subducción de la placa cocos bajo la caribe a lo largo del litoral pacífico. El empuje constantes en direcciones opuestas de ambas placas tiene como consecuencia que la energía elástica se concentre en diferentes puntos. La energía se almacene en forma de energía potencial que, cuando se llegue al límite elástico de las rocas, romperá súbitamente liberando esa energía misma en forma de calor y ondas sísmicas.
El fenómeno de subducción es entonces el principal motor de la sismicidad de Costa Rica y actúa a lo largo del pacífico pero no en forma exclusiva. Ante el incremento de la presión de ambas placas, la energía potencial también tiende a concentrarse lejos de la fosa Mesoamericana tierra adentro. Cuando esos esfuerzos indirectos se acumulan en zonas de debilidad cortical como lo son las fallas locales, estas cederán ante la presión y generarán también terremotos.
Los terremotos que ocurren en Costa Rica son entonces de dos tipos principales, aquellos producidos en forma directa por la subducción y los producidos en forma indirecta por fallas locales. Existe un grupo pequeño que también son los volcánicos, pero esos tienen sus orígenes en otro tipo de fenómenos más localizados. Los terremotos originados por subducción tenderían a ser de mayor magnitud ya que la magnitud de un sismo está en relación directa con el tamaño de la falla que lo causa. Los sismos ocasionados por fallamiento local, por el contrario, tenderían a ser menores ya que la longitud de las fallas es menor. Sin embargo, los sismos por fallas locales pueden llegar a ser aún más destructivos que un sismo por subducción debido a la proximidad de las fallas a los centros urbanos. Es decir, un sismo de mediana magnitud podría ocasionara un daño mucho mayor que un sismo de magnitud grande si la ubicación de la falla causativa está cerca de centros densamente poblados. En nuestro país el caso más evidente ha sido el terremoto que destruyó Cartago el 4 de mayo de 1910.
Autor:
Aarón Moya Fernández.