2011-05-31 19:23:59 |
Localización de la fuente sísmica |
Si la Tierra estuviera compuesta por una sola capa y esta capa fuera completamente homogénea, entonces se necesitarían al menos tres estaciones sismológicas para localizar el epicentro de un sismo. En el más simple de los casos, se medirían las diferencias de tiempos entre el arribo de la onda P y la onda S en cada estación y esa diferencia se multiplicaría por un factor de 8,0. El resultado de la multiplicación sería la distancia del sismo a cada estación. Por ejemplo en la Figura 1 se muestran los sismogramas de un sismo registrado en las estaciones A, B y C. Los símbolos TA, TB Y TC corresponden a la diferencia de tiempos entre las ondas P y S por estación. El epicentro debe estar más lejos de la estación C ya que es la que posee mayor diferencia de tiempo. Le sigue la estación A y por último la estación B.
Figura 1. Si la diferencia de tiempos fuera de 6 s, 4 s y 8 s para la estación A, B y C respectivamente, entonces las distancias de cada una al epicentro serían: 48 km, 32 km y 64 km. Esto quiere decir que el epicentro del sismo se encuentra a 48 km a la redonda de la estación A, a 32 km de B y a 64 km de C. La forma de dar con el epicentro es trazando círculos cuyos radios sean esas distancias y cuyos centros sean las estaciones mismas como se muestra en la Figura 2a. El punto donde los tres círculos se intercepten será el punto origen del sismo o epicentro (Figura 2b).
Figura 2a. Usando un compás, se trazan circulos cuyos radios sean las distancias de cada estación al epicentro.
Figura 2b. El punto donde los tres circulos se encuentren será el punto donde se ubique el epicentro.
El método antes descrito, aunque es bastante ilustrativo, no es el empleado en un laboratorio sismológico. La Tierra está formada por capas de diferente constitución que afectan la forma en que se propagan las ondas sísmicas haciendo que estas viajen algunas veces más rápido y otras veces más lento. Es necesario considerar el espesor, la densidad y la velocidad de las rocas que conforman la Tierra para obtener una ubicación precisa del origen del sismo. Además se deben usar todas las estaciones disponibles (no solo tres) para abarcar todas las direcciones. Los datos se introducen en computadoras para su procesamiento y éstas devuelven porcentajes de error y valores máximos de probabilidad de ubicación.
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